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Confabulario, 26 de agosto de 2006
El diario de guerra
escrito por George Orwell entre 1940 y 1942, permite revivir, a través
de los ojos de quien combatió el totalitarismo en obras como 1984 y Rebelión en la granja,
el clima hostil y las historias a ras de tierra que dominaban la
Inglaterra asediada por la máquina nazi. Este libro, que dejó de
circular en español durante varios lustros, y ahora relanza Sexto Piso,
revela el lado más frágil del escritor inglés: su patriotismo rayano en
lo mezquino y su visión epidérmica del conflicto armado. Adelantamos
aquí algunos de los pasajes más fríos y viscerales.
14 de marzo de 1942
Los últimos días ha habido rumores por doquier, así
como insinuaciones en los diarios, de que “algo va a suceder” en los
Balcanes, es decir, que vamos a enviar una fuerza de expedición a
Grecia. Si esto es así, seguramente será el ejército que ahora está en
Libia, o el grueso de éste. Escuché hace un mes que Metaxas, antes de
morir, nos pidió diez divisiones y le ofrecimos cuatro. Parece una
cuestión terriblemente peligrosa el arriesgar un ejército en cualquier
parte que esté al oeste de los Straits. Para tener alguna idea útil
sobre la estrategia de tal campaña, habría que saber cuántos hombres
tiene Wavell y cuántos se necesitan para defender Libia, cómo está la
situación de las embarcaciones, cómo son las comunicaciones de Bulgaria
hacia Grecia, qué tanto de su equipo mecánico han logrado transportar
por Europa los alemanes, y quién controla verdaderamente el mar entre
Sicilia y Trípoli. Sería un desastre espantoso si, mientras nuestra
fuerza principal está atascada en Salónica, los alemanes lograran
atravesar el mar desde Sicilia y recuperar todo lo que los italianos han
perdido. Todo el que reflexiona sobre este asunto se encuentra
ambivalente entre ambas opciones. Colocar un ejército en Grecia es un
enorme riesgo y no ofrece mucha ganancia, excepto porque una vez que
Turquía se involucre nuestras embarcaciones podrían entrar al Mar Negro;
por otro lado, si abandonamos a Grecia habremos demostrado de una vez
por todas que ni podemos ni ayudaremos a ninguna nación europea a
mantener su independencia. Lo que más temo es una intervención a medias
que sea un espantoso fracaso, como en Noruega. Yo estoy por poner todos
nuestros huevos en una canasta y arriesgar una gran derrota, porque no
creo que ninguna derrota o victoria en el sentido estrictamente militar,
importe tanto como demostrar que estamos del lado de los débiles y en
contra de los fuertes.
El problema es que se vuelve más y más difícil
entender las reacciones de los pueblos europeos, de la misma forma en
que ellos parecen incapaces de comprender las nuestras. Varios alemanes
con los que he hablado se han referido a nuestro terrible error, al
principio de la guerra, de no bombardear Berlín con prontitud, sino
simplemente arrojar fatuos panfletos. Sin embargo creo que todos los
ingleses estuvimos felices con este gesto (aunque hubiéramos sabido qué
estupidez eran esos panfletos, aún así lo habríamos estado), porque lo
vimos como una demostración de que no teníamos ningún problema con la
gente común de Alemania. Por otro lado, en su libro Offensive Against
Germany (Secker & Warburg), que acabamos de publicar, Haffner
asevera que es una locura de nuestra parte permitir que los irlandeses
tengan en su poder bases de vital importancia y que simplemente
deberíamos apropiarnos de estas bases sin más ni más. Dice que el
papelón de que permitamos que un país falsamente independiente como
Irlanda nos desafíe, simplemente hace que toda Europa se ría de
nosotros. Ahí está una muestra de la visión europea, con su falta de
comprensión de los pueblos de habla inglesa. En realidad, si nos
apropiáramos de las bases irlandesas por la fuerza, sin un gran esfuerzo
propagandístico previo, el efecto sobre la opinión pública, no sólo en
Estados Unidos sino en Inglaterra, sería desastrozo.
No me gusta el tono de las declaraciones públicas
sobre Etiopía. Hay rumores de que tendremos un “residente” británico,
como en las cortes de los rajás indios, cuando el Emperador retome el
poder. El efecto puede ser terrible si hacemos que se vuelva plausible
incluso decir que queremos Etiopía para nosotros. Si los italianos son
echados tenemos la oportunidad de realizar el gesto más magnánimo,
demostrando categóricamente que no estamos peleando simplemente por
nuestro propio interés. Esto resonaría por todo el mundo. Pero, ¿tendrán
el valor o la decencia de hacer esto? No se puede estar seguro. Uno
puede prever los especiosos argumentos que se esgrimirán para
apropiarnos de Etiopía, las tonterías sobre la esclavitud, etcétera.,
etcétera.
Un número considerable de aviones alemanes fue
derribado durante las últimas noches, posiblemente debido a que ha
habido noches despejadas, favorables para los cazas, aunque hay una gran
emoción debida a algún “arma secreta” que se dice se está utilizando.
El rumor popular dice que es una red hecha de alambre que se dispara al
aire y en la que el avión se enreda.
20 de marzo
Bombardeos bastante fuertes anoche, pero sólo un
avión derribado, así que sin duda los rumores sobre un “arma secreta”
son pura habladuría.
Muchas bombas en Greenwich, una de las cuales cayó
mientras hablaba por teléfono con E. Una repentina pausa en la
conversación y un sonido tintineante:
Yo: ¿Qué fue eso?.
E: Tan sólo las ventanas que se rompen.
La bomba cayó en el parque enfrente de la casa,
rompió el cable del globo de barrera e hirió a uno de los hombres que lo
operan y a un miembro de la Home Guard. La iglesia de Greenwich estaba
en llamas y la gente que estaba refugiada en la cripta, con el fuego
ardiendo en el piso de arriba y agua fluyendo hacia abajo, no hizo
intento alguno por salir hasta que los guardias se lo ordenaron.
Ya hay cónsul alemán en Tánger (por primera vez
desde 1914). Parece que en deferencia a la opinión americana, vamos a
permitir que entre más comida a Francia. Incluso si se monta una
comisión neutral para supervisar esto, no será bueno para los franceses.
Los alemanes simplemente les permitirán conservar tanto trigo,
etcétera., como enviemos y mantendrán una cantidad equivalente en otra
parte. Incluso mientras nos alistamos para permitir que ingresen los
barcos con comida, no hay señal de que el gobierno pida nada a cambio
—por ejemplo, la expulsión de los agentes alemanes del norte de África.
Lo adecuado sería esperar a que Francia esté al borde de la hambruna y
por tanto el gobierno de Pétain se tambalee, y entonces otorgar una gran
cantidad de comida a cambio de concesiones sustanciales, por ejemplo,
la rendición de importantes unidades de la flota francesa. Una política
como ésa es absolutamente impensable en este momento, desde luego. Si
tan sólo uno pudiera estar seguro de si ____, ____ y todos los de su
especie son en verdad traidores, o simplemente tontos.
Hojeando este diario, puedo ver que últimamente he
escrito en él a intervalos mucho más largos y mucho menos sobre eventos
públicos que cuando lo inicié. El sentimiento de que no hay nada que
hacer se fortalece en todo el mundo. Uno siente que el cambio necesario
en la opinión pública no ocurrirá en este momento más que pagando el
precio de otro desastre, cosa que no podemos permitir, y que por tanto
uno no se atreve a desear. Lo peor es que la crisis venidera será de
hambre, algo en lo que el pueblo inglés en realidad no tiene
experiencia. Muy pronto va a ser un asunto de decidir si importar armas o
comida. Es una bendición que el peor período vaya a venir en los meses
veraniegos, pero será endemoniadamente difícil hacer que el pueblo
enfrente el hambre cuando, hasta donde puede ver, esta guerra no tiene
absolutamente ningún sentido, y cuando vea que los ricos están
exactamente igual que antes, como lo estarán, desde luego, a menos que
se les someta por la fuerza. No importa no tener objetivos de guerra
cuando se trata de repeler al invasor, porque desde el punto de vista de
la gente común el mantener a extranjeros fuera de Inglaterra es una
meta más que suficiente. Pero, ¿cómo puede pedírseles que maten de
hambre a sus hijos con el fin de construir tanques para pelear en
África, cuando en todo lo que se les dice actualmente no hay nada que
deje en claro que pelear en África, o en Europa, tiene algo que ver con
la defensa de Inglaterra?
En una pared en el sur de Londres, algún comunista o
Camisa Negra escribió: “Queso, no Churchill”. Qué eslogan tan tonto.
Representa la ignorancia psicológica de esta gente que incluso ahora no
ha entendido que, mientras que alguna gente está dispuesta a morir por
Churchill, nadie lo haría por queso.
23 de marzo
Ayer acudí a una reunión más o menos obligatoria de
la Home Guard en la iglesia, para participar en el día nacional del
rezo. También había contingentes del Servicio Auxiliar de Bomberos,
cadetes de la Fuerza Aérea, Fuerza Aérea Auxiliar de Mujeres, etcétera.,
etcétera. Espantado por el jingoísmo y la autocomplacencia de todo el
asunto... No me asombra que la Iglesia condone la guerra, como a tanta
gente que sí; he notado que casi siempre es gente no creyente. Si se
acepta al gobierno se acepta la guerra, y si se acepta la guerra, en la
mayoría de los casos se debe desear que gane un bando o el otro. Nunca
me ha disgustado el que obispos bendigan las banderas de regimientos,
etcétera. Todas estas cosas están basadas en una idea sentimental de que
pelear es incompatible con amar a tus enemigos. En realidad sólo se
puede amar a los enemigos si se está dispuesto a matarlos en algunas
circunstancias. Pero lo que es desagradable sobre ceremonias como ésta
es la ausencia de cualquier especie de autocrítica. Aparentemente se
espera que Dios nos ayude debido a que somos mejores que los alemanes.
En el recinto erigido para la ocasión se le pide a Dios “que cambie los
corazones de nuestros enemigos, y que nos ayude a perdonarlos; que les
dé arrepentimiento por sus fechorías y la disposición a enmendarlas”. No
se dijo nada de que nuestros enemigos nos perdonen a nosotros. Me da la
impresión de que la actitud cristiana sería la de que no somos mejores
que nuestros enemigos: todos somos pecadores miserables, pero resulta
que sería mejor si nuestra causa prevaleciera y por ello es legítimo
rezar por ella... Supongo que la idea es que sería malo para la moral
dejar que la gente se diera cuenta de que el enemigo tiene algo de
razón, pero, en mi opinión, incluso ese es un error psicológico. Pero
quizá no piensan principalmente en el efecto causado sobre la gente que
participa en la ceremonia, sino que simplemente buscan resultados
directos derivados de su campaña nacional de rezo, una especie de
descarga de artillería disparada hacia los ángeles.
24 de marzo
Los reportes de pesados cruceros alemanes en el
Atlántico dan la impresión de ser un falso rumor para atraer importantes
embarcaciones inglesas. Posiblemente eso pueda ser un preludio para la
invasión. La expectativa de la invasión se ha desvanecido
considerablemente, porque por lo general se piensa que en este momento
Hitler no podría conquistar Inglaterra con ningún ejército que fuera
capaz de traer aquí, a menos que las fuerzas aéreas y navales británicas
hubieran sido muy mermadas de antemano. Creo que esto es cierto y que
Hitler no intentará la invasión hasta que haya tenido un éxito
espectacular en otra parte, porque la invasión en sí misma parecería un
fracaso y necesitaría algo para contrarrestarlo. Pero creo que en una
invasión fallida que ocasionara la pérdida de, digamos cien mil o hasta
de quinientos mil hombres, le iría bastante bien, por la total parálisis
de la industria y del abastecimiento alimenticio doméstico que
causaría. Si lograra hacer aterrizar a algunos miles de hombres, éstos
harían más daño del que causarían miles de bombardeos. Pero los efectos
de esto no serían evidentes en lo inmediato y por tanto sólo es probable
que Hitler lo intente cuando las cosas vayan visiblemente bien para él.
Obviamente hay una gran escasez de equipo en la Home Guard, es decir,
armas… Por otro lado, se dice que la captura de armas en África es tan
grande que envían a expertos a inventariarlas. Se harán dibujos de
éstas, se manufacturarán armas nuevas con estas especificaciones, y las
armas capturadas serán suficientes para constituir el núcleo de un nuevo
grupo de armamento.
7 de abril
Belgrado fue bombardeado ayer, y se dieron los
primeros anuncios oficiales de que hay un ejército británico en Grecia:
ciento cincuenta mil hombres, o eso dicen. Así que el misterio de adónde
fue el ejército británico que estaba en Libia finalmente se aclaró,
aunque esto fue bastante obvio cuando los ingleses se retiraron de
Bengasi. Imposible decir si el tratado de amistad entre Yugoslavia y la
URSS significa o no algo, pero es difícil creer que no apunta a un
deterioro de las relaciones germano-rusas. Tendremos otro indicador de
la actitud rusa cuando, si es que ocurre, el emperador de Etiopía sea
reestablecido en su cargo: es decir, si el gobierno ruso lo reconoce o
no y si envía a un embajador a esa plaza.
La escasez de mano de obra es más y más evidente y
los precios de cosas como textiles y muebles aumentan a niveles
escalofriantes... El comercio de muebles de segunda mano, tras años de
estar deprimido, está en auge... Es evidente que el reclutamiento está
siendo deliberadamente utilizado para silenciar a los indeseables. La
edad de reserva para los periodistas ha sido aumentada a cuarenta y un
años; esto no enlistará más que a unos cuantos cientos de hombres, pero
puede utilizarse contra ciertos individuos cuando se desee. Sería cómico
si, tras haber sido rechazado por el ejército por motivos de salud hace
diez meses, se descubriera repentinamente que mi salud mejoró hasta el
punto de estar lo suficientemente sano como para ser un soldado en los
Pioneros.
Pienso todo el tiempo en nuestro ejército en Grecia
y en el desesperado riesgo que corre de ser acorralado hacia el mar.
Uno puede imaginarse cómo los estrategas como Liddell Hart (1895-1970)
deben de estar frotándose las manos por esta precipitada maniobra. Sin
embargo, políticamente fue adecuada, si uno ve unos dos o tres años
hacia adelante. Lo mejor que puede decirse es que, incluso en el
estricto sentido estratégico, debe de haber alguna esperanza de éxito, o
los generales involucrados se hubieran negado a emprenderla. Es difícil
pensar que Hitler no calculó mal el momento para su golpe por
aproximadamente un mes. De cualquier forma, Etiopía se ha perdido y el
desastre naval italiano difícilmente pudo ser intencional. Además, si la
guerra en los Balcanes dura siquiera tres meses, los efectos en el
abastecimiento alemán de comida en el otoño serán serios.
Traducción de Eduardo Rabasa.
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